2.3 fuentes y sumideros de organismos disueltos

Los océanos son los principales sumideros naturales de carbono, asimilado a través del plancton, los corales y los peces, y luego transformado en rocas sedimentarias o biogénicas. Absorben alrededor del 50% de carbono emitido a la atmósfera (bajo forma de carbono disuelto o mineral). Pero el 50% de los corales de las aguas cálidas están hoy día enfermos o muertos, y cuando el nivel de CO 2 aumente más allá de un umbral crítico en la atmósfera, aumentará así mismo la acidez del agua de mar, creando potencialmente desastrosos océanos ácidos que podrían matar al plancton que capta el carbono, haciendo el océano más ácido aún.

Además, hay zonas muertas en los océanos que se van ampliando y se convierten en emisores de carbono o de metano. Los mares contienen cantidades variables de CO 2 disuelto, según la biomasa y la materia orgánica muerta, la disponibilidad de nutrientes, la temperatura y la presión. El fitoplancton marino, como los árboles, utiliza la fotosíntesis para extraer el carbono del CO2. Es el punto de partida de la cadena alimentaria oceánica.

El plancton y otros organismos marinos utilizan el CO2 disuelto en el agua o procedente de los alimentos para formar sus esqueletos y conchas a base del calcio mineral, CaCO3. Este mecanismo elimina CO2 en el agua y favorece la disolución del que contiene el aire. Los esqueletos calcáreos, las conchas y el «carbón orgánico» (materia orgánica muerta, excrementos) de estos organismos terminan por caer en una lluvia contínua en el lecho marino, donde poco a poco los sedimentos van formando rocas. El carbono de las células del plancton debe sumergirse entre 2000 y 4000 metros de profundidad para ser aprisionado durante varios miles o millones de años en forma de roca, los sedimentos superficiales, en parte, son reutilizados como nutrientes en la biosfera.

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